Extraño esas cartas que dijiste que enviarías, por esa razón espero al cartero por las tardes. Él sonríe ante mi ávida presencia por abrirlas; viene caminando, sorteando un gran paquete de cartas entre sus manos como jugando barajas.
Misteriosamente asumo sin razón alguna, que vienen todas juntas para mí, que esta espera ha sido tan solo un retraso, una jugarreta del destino y que toda la felicidad va a llegar de golpe.
Algunas veces, he salido a su encuentro con la intención de preguntarle si pudiera existir la posibilidad de haberlas dejado en otra dirección por equivocación, pero no; le veo el rostro amable y sin ninguna intención de hacer daño. Además, ¿por qué tendría él que retener esas cartas, sino te conoce?
Debo estar algo desequilibrado al esperar algo que quizás nunca vendrá. Ahora, y haciendo un inventario de ese último encuentro entre tú y yo; entendí que estabas más preocupada por la salida a tiempo del autobús, que de mi amorosa presencia, y noté cierto desdén en tu mirada.
La última carta que enviaste más bien parecía un informe de oficina, se sentía esa frialdad que suelen dar los documentos al hacer cualquier reporte; y advertí en tus letras la intención de marcar distancias, he irme preparando el camino para que de una vez, puedas soltar toda tu verdad.
No me escribiste, "te extraño", como antes. ¡Esa palabra, Dios Santo! Cómo quisiera que la escribieras, pero sin embargo, entiendo tu actitud como una pistola descargada. Sería mucho pedir que escribieras algo que no está en ti.
Los portugueses tienen una acepción parecida, pero distinta, cuando extrañan a alguien, que la llaman "Saudade", y este término, me hace recordar mis sentimientos hacia ti.
Saudade, para ellos es extrañar algo nunca tenido, que solo lo han imaginado y se quiso conocer. De alguna manera he extrañado terriblemente ese amor profundo tuyo para conmigo; y ahora, ese ruido estruendoso que golpean las olas del mar, me llevan al recuerdo que tuve con mi padre, cuando yo miraba el océano a través de las pupilas brillantes de sus ojos, pero nunca tuve la oportunidad de mojar mis pies.
¡Pero, cómo extraño ese mar... Así, como extraño tu amor!
