miércoles, 26 de julio de 2017

❀ANTES DE QUERERTE, ME QUIERO❀





PRINCESA GUERRERA HIJA DE DIOS

ANTES DE QUERERTE, ME QUIERO
Déjame decirte que antes de entregarme a ti necesito entregarme a mí misma, conocer todos mis recovecos y adentrarme por las zonas más silenciosas y oscuras de mi alma. Quiero conocer todos y cada uno de mis secretos, saber qué me hace bien y qué mal e indagar en sus porqués. Soy de las que piensa que antes de un te quiero hay que saber decir me quiero para ser justos con el otro.




 Necesito saber cuáles son mis heridas y cuál es el punto exacto que las hace sangrar de nuevo. Conocer mis fortalezas y saber qué es aquello que más me define, cuál es mi huella, mi punto fuerte… para luego cuando la ocasión lo requiera regalártelo con una sonrisa. Prefiero primero quererme para así poder quererte bien y sanamente. Y si aún duda, no te preocupes, cuando termines de leer esta carta comprenderás todo lo que te digo.



Cuando no sabía quererme
Comencé  a darme cuenta de la importancia de quererme cuando me había olvidado de hacerlo. Justo cuando peor estaba y me dedicaba a mendigar amor a otros para sentirme bien.

Mi falso bienestar dependía de la aprobación de los demás, y de su estado de ánimo. Si decidían valorarme y regalarme algún halago creía ser feliz, en cambio cuando me criticaban y menospreciaban me consideraba una fracasada. Sin saberlo entregaba las llaves de mi bienestar a cualquiera, olvidándome de mí.

A tanto llegué que terminé siendo aquella que otras personas querían y para mí era una completa desconocida. Ni siquiera sabía qué me gustaba, a dónde quería ir o cuáles eran mis sueños porque todo me lo decían. Me negaba a mí misma la oportunidad de conocerme, aunque la verdad es que ni siquiera sabía que esto era posible.




Un buen día exploté, a solas, pero lo hice. Al principio no sabía que me pasaba, solo sentía malestar y lloraba, pero con el paso del tiempo me di cuenta que fue una llamada de socorro a mí misma. A partir de ahí, comencé a ser consciente de que no podía seguir siendo alguien a medias y a expensas de lo que los demás pensaran. Me cansé de ser quien no era para que el resto estuviera bien y comencé a descubrirme poco a poco. Comencé a quererme.



Me quiero así, imperfecta pero auténtica
De repente fui consciente de que podía ser más independiente de lo que imaginaba, que mi opinión también era válida y que mis ojos eran bonitos. Me encantaba darme cuenta de que sabía actuar sin que otros me dieran su visto bueno (aunque créeme, me costó lo suyo…).
Me apreciaba, me preguntaba cómo estaba y si el día había aparecido nublado incluso me proponía hacer planes para hacer que saliera el sol.  Ya no me hacía falta que otros me dijeran lo que valía porque yo, de manera autónoma, era capaz de reconocerlo, si me regalaban alguna crítica o no sabía hacer algo, no era de mí de quien dudaba.

Aprendí a amar mis defectos e intentar mejorarlos y a valorar mis logros y habilidades, y con ello abandoné el obsesivo pensamiento de ser perfecta para gustar a todos. Ahora, amo mis imperfecciones porque de otra manera sería como amputar una parte de mí…





Me quiero para poder mostrarme auténtica ante ti y no fingir ser quien no soy.




 ❀Me quiero para evitar que me rescates
Seguro que te preguntarás qué tiene que ver todo esto, con quererme para poder quererme, pero es necesario que lo sepas porque así comprenderás como podía haber sido mi relación contigo cuando ni yo daba un duro por mí misma.

Si no me quiero, colocaría en ti la obligación de recordarme quién soy, y de estar constantemente saciando mis dudas sobre tu amor y mi desconfianza. Serías tú el responsable de cómo me siento o al menos es cómo yo lo percibiría y actuaría en consecuencia. Tendrías que rescatarme cada vez mis inseguridades aparecieran en escena para cuestionar mi valor.

No sería un amor sano, sino más bien nuestra relación sería en intento, de curar mis heridas. Con esto no digo que cuando me encuentre mal no me aportes tu calor o me ofrezcas tus brazos como refugio, sino que tú no eres el responsable de recordarme cada día quién soy y cuánto valgo para que yo pueda sentirme bien. Esta es mi tarea.

Me niego a que seas el que paga por los fantasmas de mi pasado. Por eso necesito tiempo para quererme, para ubicar mis miedos y mis vulnerabilidades y no arrastrarlos para que nos perjudiquen. Porque no tienes que rescatarme ni salvarme, de mis vacíos, no eres mi salvador.





Me quiero para darte lo mejor de mí y no responsabilizarte de mi malestar. Me quiero porque mi propósito es crecer contigo.



❀Lo que quiero es compartir mi camino contigo desde la confianza y el entendimiento, para construir un amor lejos de la necesidad y seguir creciendo. Por eso antes de quererte, me quiero. Porque no quiero perderme en la relación sino perderme contigo.

lunes, 24 de julio de 2017

❀PORQUE MÍO ERES...❀





PRINCESA GUERRERA HIJA DE DIOS 



❀PORQUE MÍO ERES...❀
Ante los efímeros despertares❀
de las madrugadas,❀
tus besos...❀
se acurrucan en la almohada❀
Gota a gota,❀
el sueño de la luna se despierta❀
en las profundidades de tu ombligo,❀
y yo…empiezo a temblar callada❀
por el ímpetu de tu fuego❀
No hay espacio tuyo, que no conozca❀
ni el más leve suspiro, que no sea mío❀
en esta complicidad tan nuestra❀
de incienso, y mirra,❀
quemándose a un costado❀
Y que no revienten tus cascadas❀
sin el nido de mis muslos nacarados,❀
de aguas intensas y mares cristalinos❀
desbordándose a la orilla…❀
donde tus huellas permanecen❀
en ese dulce camino a nuestras almas❀

miércoles, 19 de julio de 2017

❀CUÉNTAME OTRA VEZ CÓMO FUE TODO CUANDO NACÍ❀




PRINCESA GUERRERA HIJA DE DIOS

CUÉNTAME OTRA VEZ CÓMO FUE TODO CUANDO NACÍ
Mamá cuéntame cómo fue cuando nací. Papá, explícame qué sentiste, dime si pasaste miedo durante esas horas hasta que nací, descríbeme a qué sabía tu alegría… y si cuando me viste por primera vez tenía algún parecido a lo que habías soñado. Explicame de nuevo cómo fue todo cuando nací, aunque me sepa de sobra la historia, porque dicen que recordar es volver a vivir y evocar es sin duda compartir felicidad .

Todo niño en algún momento de su infancia siente el deseo o la curiosidad por saber cómo fue ese instante en que llegó al mundo. A veces, son los propios padres o incluso los abuelos los que dan forma a ese relato donde casi siempre suele dejarse a un lado lo obstétrico. e incluso lo traumático de muchos partos, para concentrarse en exclusiva en lo emocional, en conformar un prólogo vital orlado de mágicas anécdotas y simbólicos detalles que darán al niño un origen significativo, una referencia, un portal.


“El nacimiento no es un acto, es un proceso”


 Estas historias tejidas en el seno de un  núcleo familiar nos definen también como personas. Saber “qué ocurrió cuando nací”, qué particularidades se dieron y visualizar por un momento a nuestros padres descubriéndonos por primera vez es algo que nos ayuda a situarnos, a posicionar un origen, el primer marcador en la línea de nuestra vida. Porque si hay algo que casi ninguno de nosotros ha logrado aún es poder recordar ese instante el del propio nacimiento. Decía Plánton, en sus textos que el simple acto de nacer implica empezar a olvidar.

Según nos explicaba el sabio ateniense cuando el alma queda encerrada en el cuerpo y en su mundo sensible, perdemos un vasto universo de sabiduría que nos fue legada de forma primigenia. Debemos por tanto empezaa a aprender de nuevo para “recordar” lo que una vez sabíamos, lo que una vez fue nuestro.
Su teoría de la reminiscencia no está exenta de interesantes matices, y más si nos preguntamos, por ejemplo, qué tipo de conocimientos o sapiencias instintivas, atávicas y primigenias pueden tener los fetos mientras habitan en ese entorno líquido, sereno y plácido que es el útero materno…


Antes de nacer, ya reconocemos caras
Antes de llegar al mundo, el feto ya se sabe humano. En su cerebro, aún inmaduro habita el universo de los instintos, palpitando, bombeando con fuerza en esas células cerebrales y en esos genes donde se inscribe todo lo que somos, todo lo que necesitamos. Tanto es así que ese bebé, que aún no ha visto nada del mundo exterior y que jamás ha tenido ante él una cara, es capaz de identificar y responder ante un rostro.
A principios del mes de junio de este mismo año la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, publicó un interesante trabajo en la revista current Biology . En ella se explicaba cómo los fetos al llegar a las 34 semanas reaccionan de la forma exclisiva ante sombras con forma de cara humana. Los investigadores proyectaron luz a través de la pared del útero de las mamás para descubrir cómo los fetos giraban la cabeza solo para seguir imágenes con forma de rostro. El resto de estímulos, el resto de formas carecían de interés para ellos.

Estos experimentos han demostrado dos cosas sencillamente asombrosas. La primera es que los fetos de entre 33 y 34 semanas ya son capaces procesar información sensorial y de discriminarla. La segunda, y aún más fascinante es que estamos programados para conectar con nuestra propia especie.. No se requiere de la experiencia postnatal para saber por ejemplo, qué aspecto tendrán papá, o mamá. El bebé no conocerá sus rasgos, claro está, pero “reconocerá” o “recordará como diría  Plánton, qué aspecto, forma y proporción tienen los de su propia especie.


Lo que recuerdo cuando nací...
Lo que recordamos del momento en que llegamos a este mundo es nada. Es un mar perdido en la espesura del tiempo, es un túnel que se difumina en las escasas circunvoluciones de un cerebro que aún no ha conformado un córtex prefrontal maduro. Asimismo, ese recuerdo es vago por no decir inexistente porque el cerebro del recién nacido dispone de un hipocampo escasamente funcional, esa estructura que determina qué información sensorial va a ser transferida a la “memoria a largo plazo” aún no está activa, y no será hasta los tres años cuando el pequeño empiece a consolidar recuerdos significativos.



“Todos tenemos dos cumpleaños. El día en que nacemos, y el día en que despierta nuestra conciencia”



No obstante, los psicólogos han descubierto que los bebés de tres y seis meses, si guardan un tipo de recuerdo  durante bastante tiempo, son evocaciones implícitas o inconscientes, esas que se almacenan en el cerebro y que les permite, por ejemplo, asociar sentimientos de calidez y seguridad con la voz materna. Son improntas asociadas al instinto, a ese rumor latente de nuestro cerebro que nos anima, que nos empuja a tomar contacto con los nuestros, a aquello que es vital para nosotros.

Para concluir podemos decir que ninguno de nosotros recordamos nuestro nacimiento, desconocemos qué emociones, qué pensamientos nos asaltaron de pronto al tomar contacto con ese mundo externo lleno de formas, colores y rabiosos sonidos. Puede que nos pareciera, amenazante, puede que sintiéramos pánico. Incluso puede que ese miedo se apagara al instante, justo cuando nos colocaron sobre ese refugio perfecto que es la piel de una madre.

Y justo porque carecemos de un recuerdo que marque nuestro propio origen, nuestro prólogo existencial, siempre agradecemos el relato de nuestra familia, esa historia orlada de detalles y magia que todo padre, que toda madre, lega en algún momento a sus propios hijos…



martes, 18 de julio de 2017

❀TUS LABIOS MI AMOR❀




PRINCESA GUERRERA HIJA DE DIOS

TUS LABIOS MI AMOR 

A qué sabe el amor

y la cornisa de tus labios,
entre el beso que aguarda
y estas ansias mías de tener tu boca
como un paraíso desnudo
que desciende de mis senos a mis muslos,
donde en silencio, 
guardo mis secretos más profundos...
mientras la lluvia cae en el invierno
y tu mirada me busca sigilosa,
como si fuera una noche perdida
en el fondo de tu alma.  

jueves, 13 de julio de 2017

❀NUESTRA HILERA TÍMIDA❀



💋PRINCESA GUERRERA HIJA DE DIOS💋

NUESTRA HILERA TÍMIDA 
Hileras tímidas avanzaban
Como rasgos borrosos las letras,

cantar de sirenas blancas
en sus criptas doradas
de corales salados

Estelas pálidas al cielo❀
…sombras de tu paso
cautivo en el silencio,
bostezando apenas❀
en la noche

Alucino muchas veces
después de embriagar mis ojos,
contemplando los ocasos tibios
de tu piel blanquecina
diluirse en la mañana…
como aurora en despedida

Tus altares, fijos al cimiento;
y tus arcas…empapadas…
de tantos sueños escurridos
como llanto o como lluvia,
declarando inviernos…❀
en tus manos en deshielo

Crisálida azulada que te apagas
en esas noches infinitamente negras,
donde duelen tus ausencias…
farolas diminutas que me guían
en estos espacios rotos y olvidados
con sabor a néctar y a pecado

Me dueles tanto…que ya no grito…
(simplemente callo y me desquicio)
temblando por el miedo de perderte
y abrumada en mi silencio…
mientras cae la bruma en el abismo
y mis ojos se tiran al vacío de una lágrima!

Desciendo con el hábito rasgado❀
como una monja en penitencia, 
que avanza como nómada…
en esos corredores tan angostos,
buscando la salida de su claustro
en medio del destierro de su alma
y lloro…

Ansiosa me asomo a la ventana
de la torre más alta del olvido…
y miro entre el granito que se ajusta
y se ciñe a mis costados como sombra,❀
el triste resplandor de tu recuerdo
cayendo en los abismos de mi historia

Destejo mi memoria hecha guiñapos
enredada entre tus manos y mis sueños,❀
y trato en un suspiro de encontrarme
en ese espacio frío y agrietado…
donde alguna vez quisimos adorarnos
más fuimos a morir en los silencios…

Y me dueles otra vez… ¡que necia he sido!❀
al ser como una niña que confiada
jugaba con sus manos en tus rizos
pañuelos de destellos y tesoros,
zafiros arrancados de mis ojos
magenta de mi boca en soledad!!!